La Reforma Protestante fue un proceso que tuvo sus antecedentes y precedentes, y que aún hoy tiene sus consecuencias y demandas. Variadas interpretaciones hay de tales antecedentes y precedentes, como variadas observaciones se hacen a las implicaciones de una necesidad de reforma en la Iglesia de hoy. Planteo en forma de preguntas una auto-crítica a la fe protestante y evangélica hondureña, porque a las puertas de la celebración de 500 años de aquella Reforma, la Iglesia de hoy de nuevo ha de alzar un grito protestante y reformador.
Me pregunto… ¿Es hoy nuestra fe santa? ¿Somos los hondureños que nos llamamos cristianos (45% evangélicos, 41% católicos) diferentes en identidad, propósito y modos de proclamar y extender las Buenas Nuevas del Reino de Dios?
Me pregunto…. ¿Reconocemos que Dios “fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y maestros.”? (Efesios 4:11 TLA) ¿Reconocemos que todos y todas hemos sido enviados a cumplir “la gran comisión”? (Mateo 28:18-20) ¿Reconocemos que todos y todas somos responsables de “buscar primeramente el Reino de Dios Y SU JUSTICIA para con nuestro país y conciudadanos? (Mateo caps. 5 al 7)
GRITANDO PREGUNTAS REFORMISTAS EN LA IGLESIA DE HOY:
- ¿Cómo volver diferente una fe solapada?
- ¿Cómo volver diferente una fe sensorial?
- ¿Cómo volver diferente una fe suspicaz?
- ¿Cómo volver diferente una fe individualista?
- ¿Cómo volver diferente una fe sensacionalista?
- ¿Cómo volver diferente una fe pragmática?
- ¿Cómo transformar el escepticismo en esperanza?
- ¿Cómo transformar la explotación en solidaridad?
- ¿Cómo transformar la corrupción en servicio?
Lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. (Gálatas 5:6 NVI)
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