La mies está madura...

Gritos reformistas en la Iglesia de hoy

La Reforma Protestante fue un proceso que tuvo sus antecedentes y precedentes, y que aún hoy tiene sus consecuencias y demandas.  Variadas interpretaciones hay de tales antecedentes y precedentes, como variadas observaciones se hacen a las implicaciones de una necesidad de reforma en la Iglesia de hoy.  Planteo en forma de preguntas una auto-crítica a la fe protestante y evangélica hondureña, porque a las puertas de la celebración de 500 años de aquella Reforma, la Iglesia de hoy de nuevo ha de alzar un grito protestante y reformador.

Me pregunto…  ¿Es hoy nuestra fe santa? ¿Somos los hondureños que nos llamamos cristianos (45% evangélicos, 41% católicos) diferentes en identidad, propósito y modos de proclamar y extender las Buenas Nuevas del Reino de Dios?

Me pregunto…. ¿Reconocemos que Dios «fue quien les dio a unos la capacidad de ser apóstoles; a otros, la de ser profetas; a otros, la de ser evangelistas; y a otros, la de ser pastores y maestros.»? (Efesios 4:11 TLA) ¿Reconocemos que todos y todas hemos sido enviados a cumplir «la gran comisión»? (Mateo 28:18-20)  ¿Reconocemos que todos y todas somos responsables de «buscar primeramente el Reino de Dios Y SU JUSTICIA para con nuestro país y conciudadanos? (Mateo caps. 5 al 7)

GRITANDO PREGUNTAS REFORMISTAS EN LA IGLESIA DE HOY:

  • ¿Cómo volver diferente una fe solapada?
  • ¿Cómo volver diferente una fe sensorial?
  • ¿Cómo volver diferente una fe suspicaz?
  • ¿Cómo volver diferente una fe individualista?
  • ¿Cómo volver diferente una fe sensacionalista?
  • ¿Cómo volver diferente una fe pragmática?
  • ¿Cómo transformar el escepticismo en esperanza?
  • ¿Cómo transformar la explotación en solidaridad?
  • ¿Cómo transformar la corrupción en servicio?

Lo que vale es la fe que actúa mediante el amor. (Gálatas 5:6 NVI)

6 comentarios

  1. Estimado Mike, Aquí adjunto mas evidencia de la realidad de Lutero, un líder que se presto y se usó como referente en la persecución y discriminación de los judíos que han sido objeto a través de la historia. Esto sin lugar a dudas dio origen a la doctrina de la «sustitución» de Israel por la Iglesia.

    Evolución de sus ideas
    La actitud de Lutero hacia los judíos cambió a lo largo de su vida. En una primera fase de su carrera –hasta 1536 más o menos– expresó gran preocupación por su situación en Europa y manifestó gran ilusión con la idea de convertirlos al cristianismo a través de sus reformas evangélicas. Más tarde, sin embargo, denunció al pueblo judío y alentó a sus compatriotas en su persecución. En un párrafo de su obra Von den Juden und ihren Lügen [Sobre los judíos y sus mentiras] (1543) deplora el fracaso de la Cristiandad en sus intentos de expulsión.1

    Primeros años
    El primer comentario conocido de Lutero acerca de los judíos se encuentra en una carta escrita al reverendo Georg Spalatin en 1514:

    La conversión de los judíos solo puede ser obra de Dios operando desde dentro, y no trabajo del hombre —o más bien intento— desde afuera. Si sus transgresiones se toleran, seguirán otras peores. Pues al abandonarse a la reprobación de la Ira de Dios pueden llegar a volverse incorregibles y, como dice el Eclesiastés, al que es incorregible la corrección lo empeora en lugar de mejorarlo.2
    En 1519 Lutero desafió la doctrina «Servitus Judaeorum» («Servidumbre de los Judíos»), establecida en el Corpus Iuris Civilis, de Justiniano I, desde 529-534. Lutero escribió: «Teólogos absurdos defienden el odio a los judíos… ¿Cómo consentirán los judíos en unirse a nuestras filas, viendo la crueldad y la animosidad que les dirigimos, si en nuestro comportamiento hacia ellos nos parecemos a los cristianos menos que las bestias?».3

    En su ensayo de 1523 «El hecho de que Jesucristo nació judío», Lutero condenó el trato inhumano a los judíos, y exhortó a los cristianos a tratarlos con amabilidad. Ferviente deseo de Lutero fue que los judíos oyeran el Evangelio proclamado con claridad, lo que los movería a convertirse al cristianismo. En este sentido, argumentó:

    Si yo hubiera sido judío y hubiera visto a semejantes imbéciles y alcornoques gobernar y enseñar la fe cristiana, habría llegado a ser antes un cerdo que un cristiano. Han tratado a los judíos como si éstos fueran perros en lugar de seres humanos; no han hecho más que burlarse de ellos y apoderarse de sus bienes. Cuando los bautizan no les muestran nada de la doctrina o de la vida cristianas, sometiéndolos solo al papismo y la burla… Si los apóstoles, que eran también judíos, hubiesen hecho con nosotros, los gentiles, lo mismo que nosotros, gentiles, hemos hecho con los judíos, nunca habría habido un cristiano entre los gentiles… Cuando nos inclinamos a presumir de nuestra posición [de cristianos], debemos recordar que no somos sino gentiles, mientras que los judíos son del mismo linaje de Cristo. Somos extranjeros y familia política, mientras que ellos son parientes de sangre, primos y hermanos de nuestro Señor. Por lo tanto, si se quiere presumir de carne y sangre, los judíos se encuentran en realidad más cerca de Cristo que nosotros… Si realmente queremos ayudarlos, debemos guiarnos en nuestro trato con ellos, no por la ley papal, sino por la ley del amor cristiano. Debemos recibirlos cordialmente, y permitirles comerciar y trabajar con nosotros, para que tengan la ocasión y la oportunidad de asociarse a nosotros, escuchar nuestra enseñanza cristiana y el testimonio de nuestra vida cristiana. Algunos de ellos se mostrarán duros de mollera, ¿y qué? A fin de cuentas, tampoco nosotros mismos somos todos buenos cristianos.4
    Agitación antijudía
    Posteriormente, Lutero hizo campaña con éxito contra los judíos en Sajonia, Brandeburgo y Silesia. En agosto de 1536, el príncipe elector de Sajonia, Juan Federico, emitió un mandato que prohibía a los judíos habitar, participar en negocios, e incluso atravesar su reino. Un shtadlan (mediador) judío alsaciano, el rabino Josel de Rosheim, pidió al reformador Wolfgang Capito acercarse a Lutero a fin de obtener una audiencia con el príncipe, pero Lutero rechazó toda intercesión.5 En respuesta a Josel, Lutero se refirió a sus intentos fallidos de convertir a los judíos: «(…) de buen grado favorecería a su pueblo, pero no voy a contribuir a su obstinación [judía] con mi propia amabilidad. Deberá usted encontrar otro intermediario para con mi buen señor».6 Heiko A. Oberman toma nota de este suceso como muy significativo en la actitud de Lutero hacia los judíos: «Incluso hoy en día este rechazo es a menudo juzgado como punto de inflexión decisivo en la transformación luterana de la amabilidad a la hostilidad hacia los judíos».7

    Josel de Rosheim, quien intentó ayudar a los judíos de Sajonia, escribió en sus memorias que la situación era «debida a que el sacerdote llamado Martín Lutero –¡que su cuerpo y alma se fundan en el Infierno!– escribió y publicó muchos libros heréticos en los que dijo que todo aquel que ayudara a los judíos estaba condenado a la perdición».8 Robert Ashley Michael, profesor emérito de Historia Europea en la Universidad de Massachusetts Dartmouth, escribe que Josel pidió a la ciudad de Estrasburgo que prohibiera la venta de las obras antijudías de Lutero; se negaron en principio, pero cedieron cuando cierto pastor luterano, en Hochfelden, animó en un sermón a sus feligreses a que asesinaran a los judíos.9

    Obras antijudías

    Portada del libro de Martín Lutero Sobre los judíos y sus mentiras. Wittenberg, 1543.
    Las principales obras de Lutero sobre los judíos fueron su tratado Von den Juden und Ihren Lügen (Sobre los judíos y sus mentiras, de 65.000 palabras,) y Von Schem Hamphoras und vom Geschlecht Christi (Del Nombre Incognoscible y las generaciones de Cristo), reimpresos varias veces en vida del autor. Ambos libros fueron escritos en 1543, tres años antes de su muerte.10 Se cree que Lutero se vio influenciado por el libro Der gantze de Jüdisch Glaub (La creencia judía al completo), de Anton Margaritha,11 un converso al cristianismo que se había convertido en luterano. Este autor publicó en 1530 su libro antisemita, que fue leído por Lutero en 1539. La obra fue contundentemente desacreditada por Josel de Rosheim, en un debate público celebrado en el año 1530 ante el emperador español Carlos V y su corte,12 lo que resultó en la expulsión de Margaritha del Imperio.

    Sobre los judíos y sus mentiras
    En 1543, Lutero publicó Sobre los judíos y sus mentiras, obra en la que llega a afirmaciones como que los judíos son un pueblo «abyecto y despreciable, es decir, no un pueblo de Dios, y su jactancia de linaje, su circuncisión y su ley deben ser considerados sucios»;13 están manchados con «las heces del diablo (…) en las que se revuelcan como cerdos».14 La sinagoga es una «novia impura, sí, una ramera incorregible, una mujerzuela impía».15 Lutero propugna que las sinagogas y escuelas rabínicas sean pasto del fuego, sus libros de oración destruidos, que se prohíba a los rabinos predicar, que sus casas sean arrasadas y sus propiedades y dinero confiscados. No se les debe mostrar ninguna piedad ni misericordia,16 ni facilitar protección legal alguna,17 y «estos infectos gusanos venenosos» deben prepararse para el trabajo forzado o la expulsión definitiva.18 En este libro Lutero parece incluso preconizar su asesinato, cuando escribe: «Seremos culpables de no destruirlos».19

    Del Nombre Incognoscible y las generaciones de Cristo

    Vom Schem Hamphoras

    Iconografía Judensau de la iglesia de Wittenberg, construida entre 1300–1470. La imaginería acerca de judíos en contacto con cerdos o representando al Demonio fue muy común en la Alemania de la época.
    Varios meses después de la publicación de Sobre los judíos y sus mentiras, Lutero escribió Vom Schem Hamphoras und vom Geschlecht Christi (Del Nombre Incognoscible y las generaciones de Cristo), en la que equipara a aquellos con el Diablo:

    Aquí en Wittenberg, en nuestra iglesia parroquial, hay una puerca esculpida en la piedra de la que maman cerditos y judíos; detrás de la puerca se encuentra un rabino que alza la pata derecha de la cerda, le levanta el rabo y le mira con gran esfuerzo en el Talmud bajo el rabo, como si quisiera leer o ver algo muy difícil y excepcional; sin duda encontraron su Schem Hamphoras [Nombre de Dios] en ese lugar.
    La traducción al inglés de Vom Schem Hamphoras está contenida en The Jew in Christian Theology, de Gerhard Falk (1992).

    Advertencia contra los judíos
    Poco antes de su muerte, ocurrida el 18 de febrero 1546, Lutero predicó cuatro sermones en Eisleben. Al penúltimo añadió lo que él llamó su «última advertencia» contra los judíos.20 El punto principal de este breve trabajo es que las autoridades con la prerrogativa de expulsar a los judíos de sus tierras debían hacerlo si estos rehusaban convertirse al cristianismo. De no hacerlo así, indicaba Lutero, dichas autoridades se harían a sí mismas «socios en los pecados de otros».21

    Lutero comenzaba su escrito:

    Queremos empezar tratándolos de manera cristiana. Ofrecerles la fe cristiana para que acepten al Mesías, que además es pariente de ellos, nacido de su carne y sangre; es justamente de la simiente de Abraham de la que se jactan. Mi empeño es [que] la sangre judía deje de ser acuosa y fiera. En primer lugar, debéis proponerles convertirse en el Mesías y dejarse bautizar, lo que uno puede ver que es asunto peliagudo para ellos. Si no lo hacen, entonces no les permitáis [vivir entre nosotros], porque Cristo nos impone el bautismo y creer en Él. A pesar de que no creemos ahora tan firmemente como deberíamos, Dios sigue siendo paciente con nosotros.22
    Continuó su sermón:

    Sin embargo, si se convierten, abandonan su usura y reciben a Cristo, entonces de buena gana los consideraremos nuestros hermanos. De lo contrario, nada se obtendrá, puesto que se habrán propasado.22
    Lutero siguió con diversas acusaciones:

    Ellos son nuestros principales enemigos. No dejan de blasfemar de Cristo nuestro Señor, tratando a la Virgen María de puta, a Cristo, de bastardo, y a nosotros de imbéciles o abortos (Mahlkälber: algo así como alimento de ganado). Si ellos pudieran acabar con todos nosotros, lo harían de grado. Ya lo hacen a menudo, especialmente aquellos que se hacen pasar por médicos, aunque a veces ayudan, porque el diablo ayuda a terminar la faena al final. Suelen ejercer la medicina como en la Suiza francesa. Administran veneno a personas que morirán en una hora, un mes, un año, o en diez o veinte años. Son muy duchos en este arte.22
    Finalmente escribió:

    Vamos no obstante a mostrarles amor cristiano y a orar por los que pueden ser convertidos y recibir al Señor, a quien ellos deberían honrar verdaderamente antes que nosotros. El que no cumpla con esto será sin duda un judío perverso, que no va a dejar de blasfemar de Cristo, te dejará seco y, si puede, te matará.22
    Este trabajo ha sido recientemente traducido y publicado en inglés en el volumen 58 («Sermons V») de Luther’s Works, páginas 458-459.23
    Influencia en el antisemitismo moderno[editar]
    La opinión predominante27 entre los historiadores es que la retórica antijudía de Lutero contribuyó significativamente al desarrollo del antisemitismo en Alemania,28 y en las décadas de 1930 y 1940 proporcionó una base ideal para los ataques del Partido Nazi contra los judíos.29

    Julius Streicher, propagandista nazi antisemita.
    Reinhold Lewin afirmó que «cualquiera que escribiera en contra de los judíos por cualquier razón creía que tenía el derecho a justificarse a sí mismo triunfalmente si invocaba a Lutero». Según Michael, casi todos los libros antijudíos impresos en el Tercer Reich contenían referencias y citas de Lutero. Diarmaid MacCulloch sostiene que el panfleto de Lutero Sobre los judíos y sus mentiras, de 1543, encerraba un «plan maestro» para la Noche de los cristales rotos.30 Poco después de la misma, Martin Sasse, obispo de la Iglesia Evangélica Luterana en Turingia, publicó un compendio de los escritos de Martín Lutero. Sasse «aplaudió la quema de las sinagogas», y la coincidencia en el día en que se produjo, escribiendo en la introducción: «El 10 de noviembre de 1938, en el cumpleaños de Lutero, las sinagogas están ardiendo en Alemania». El pueblo alemán, instó, debe prestar atención a estas palabras «del mayor antisemita de su tiempo, el alertador de su pueblo contra los judíos».31 En 1940, Heinrich Himmler escribió con admiración acerca de los escritos y sermones de Lutero sobre los judíos.32 La ciudad de Núremberg presentó una primera edición de Sobre los judíos y sus mentiras a cargo de Julius Streicher, editor del periódico nazi Der Stürmer. Dicho periódico describió el libro como el tratado más radicalmente antisemita que haya sido publicado.33 Se exhibió públicamente en una caja de cristal en los Congresos de Núremberg y fue citado en una explicación de 54 páginas de la Ley Aria a cargo de los doctores E. H. Schulz y R. Frercks.34 El 17 de diciembre de 1941, siete confederaciones regionales de la iglesia luterana difundieron una declaración que se mostraba de acuerdo con la política de obligar a los judíos a llevar el distintivo amarillo, «ya que después de su amarga experiencia, Lutero sugirió [con firmerza] medidas preventivas contra los judíos y su expulsión del territorio alemán».

    Según Robert Michael, «Lutero se expresó acerca de los judíos como si pertenecieran a una raza que no podía realmente convertirse al cristianismo. De hecho, al igual que muchos escritores cristianos antes que él, Lutero, al hacer de los judíos un pueblo diabólico, los colocó más allá de toda posible conversión». Señala que en un sermón de 25 de septiembre de 1539, «Lutero trató de demostrar a través de varios ejemplos que el judío individualmente no pudo nunca convertirse de forma permanente, y en varios pasajes de Sobre los judíos y sus mentiras pareció rechazar la posibilidad de que los judíos deseasen o pudiesen convertirse».35

    Franklin Sherman, editor del volumen 47 de la edición americana de las Obras de Lutero, que recoge entre otras Sobre los judíos y sus mentiras,36 replica a la afirmación de que «la antipatía de Lutero hacia los judíos era de índole religiosa y no racista». Los escritos de Lutero contra los judíos, explica, no constituyen «solamente un conjunto de juicios teológicos mesurados, serenos y discretos. Sus escritos están llenos de rabia y, de hecho, de odio contra un grupo humano identificable, y no sólo en contra de un punto de vista religioso. Es en contra de este grupo concreto contra el que sus propuestas de acción se dirigen». Sherman sostiene que Lutero «no puede considerarse distanciado por completo de los antisemitas modernos». En cuanto al tratado Sobre los judíos y sus mentiras, el filósofo alemán Karl Jaspers escribió: «Aquí tenemos ya el programa nazi al completo».37

    Otros eruditos afirman que el antisemitismo de Lutero, según se expresa en Sobre los Judíos y sus mentiras, se basa fundamentalmente en presupuestos religiosos. Bainton sostiene que la posición de Lutero se ciñó «enteramente a lo religioso y no a aspectos racistas. El pecado supremo para él fue el rechazo persistente de la revelación de Dios de Sí mismo en la figura de Cristo. Los siglos de sufrimiento judío suponían en realidad la revelación del desagrado divino. Los judíos deben ser forzados a moverse en busca de una tierra propia. Fue un programa de sionismo forzado. Pero al no haberse llevado a cabo, Lutero recomendaría que los judíos fuesen obligados a vivir de la tierra. Él proponía, sin saberlo, un retorno a la condición de la Alta Edad Media, cuando los judíos había vivido de la agricultura. Expulsados de su tierra, se dedicaron al comercio y, tras ser apartados del comercio, a los préstamos de dinero. Lutero quiso invertir el proceso y por lo tanto inadvertidamente deseaba para ellos una posición más segura de la que disfrutaban en su tiempo».38

    Paul Halsall argumenta, por su parte, que las opiniones de Lutero tuvieron responsabilidad en el establecimiento de las bases del antisemitismo racista europeo del siglo XIX. Escribe que «a pesar de que los comentarios de Lutero parecen ser protonazis, deberían contemplarse mejor como parte de la tradición [sic] del antisemitismo medieval cristiano. Aunque no hay duda de que el antisemitismo cristiano sentó las bases sociales y culturales del moderno antisemitismo, éste difiere de aquel al basarse en nociones pseudocientíficas de raza. Los nazis encarcelaron y asesinaron incluso a los judíos étnicos que se habían convertido al cristianismo, cuando Lutero habría acogido con satisfacción estas conversiones».39

    En un artículo para Lutheran Quarterly, Wallmann argumentó que las obras de Lutero Sobre los judíos y sus mentiras, Contra los sabatarianos y Vom Schem Hamphoras fueron ignoradas en gran medida por los antisemitas de finales del siglo XVIII y principios del XIX. Sostuvo que Johann Andreas Eisenmenger y su obra Judaísmo desenmascarado, publicado póstumamente en 1711, fue «una de las principales fuentes de evidencia para los antisemitas de los siglos XIX y XX» y que «sumió los escritos antijudíos de Lutero en el olvido». A lo largo de todo su tratado de dos mil páginas, Eisenmenger no hace mención de Lutero en ningún momento.40

    El capellán de la corte luterana del Kaiser Wilhelm I, Adolf Stoecker, fundó en 1878 un partido antisemita y antiliberal llamado el Partido Social Cristiano. Sin embargo, este partido nunca gozó del apoyo de las masas que los nazis recibieron durante los años 30, cuando la Gran Depresión golpeó a Alemania de forma especialmente dura.

    Debate sobre la influencia en los nazis[editar]
    El centro del debate sobre la influencia de Lutero es si resulta anacrónico o no juzgar sus obras y manifestaciones como precursoras claras del antisemitismo racista de los nazis. Algunos estudiosos ven esta influencia como decisiva, mientras que otros la creen limitada, y la utilización por parte de los nazis de sus obras, como oportunista.

    El punto de vista de los estudiosos vigente41 desde la Segunda Guerra Mundial es que su célebre tratado ejerció una influencia importante y persistente en la actitud de Alemania hacia sus ciudadanos judíos a lo largo de los siglos, entre la Reforma protestante y el Holocausto. Como ya se ha visto, cuatrocientos años después de ser escrito, el Partido Nazi hizo reimprimir Sobre los judíos y sus mentiras durante los Congresos de Núremberg; en dicha ciudad se presentó la primera edición a cargo de Julius Streicher, editor del periódico nazi Der Stürmer, que describió la obra como el tratado más radicalmente antisemita que haya sido publicado.42 En este punto, el teólogo Johannes Wallmann escribe que el tratado no tuvo una influencia continuada en Alemania, y de hecho fue ignorado en gran medida durante los siglos XVIII y XIX.43 Hans J. Hillerbrand opina que responsabilizar a Lutero del desarrollo del antisemitismo alemán es subestimar las «peculiaridades más destacables de la historia alemana».44

    Martin Brecht sostiene que hay un mundo de diferencia entre la creencia de Lutero en la salvación, que depende de la fe en Jesús como Mesías –el rechazo que Lutero criticó a los judíos– y la ideología de antisemitismo racista nazi.45 El teólogo Johannes Wallmann argumenta que los escritos de Lutero contra los judíos fueron en gran parte ignorados en los siglos XVIII y XIX, y que no existe una continuidad entre el pensamiento de Lutero y la ideología nazi.46 Uwe Siemon-Netto comparte esta opinión, afirmando que fue precisamente el antisemitismo nazi el que los impulsó a revivir la obra de Lutero.47 48 Hans Hillerbrand por su parte afirma que la idea de que «Lutero en gran medida fomentó el desarrollo del antisemitismo alemán (…) pone demasiado énfasis en el líder protestante y no el suficiente en las peculiaridades más significativas de la historia alemana».44 49 Otros estudiosos argumentan que, aunque sus opiniones no pasaban de antijudías, la violencia de las mismas introdujo un elemento nuevo de recelo en el ancestral antijudaísmo cristiano. Según Ronald Berger, Lutero es bien conocido por «su germanización de la crítica cristiana del judaísmo y por el antisemitismo, a los que convirtió en elementos clave de la cultura alemana y la identidad nacional».50 Paul Rose asegura que Lutero alentó una «histérica y demonizadora mentalidad» sobre ese pueblo, la cual ingresó en el pensamiento y el discurso alemán, y que dicha mentalidad sin él podría no haberse desarrollado.51

    La línea de «descenso antisemita» de Lutero a Hitler es «fácil de dibujar», en opinión de la historiadora estadounidense Lucy Dawidowicz.52 En su estudio La guerra contra los judíos, 1933-1945, la escritora afirma que tanto Lutero como Hitler estaban obsesionados con un «universo demonologizado» habitado por judíos, y que Hitler llegó a afirmar que el último Lutero, el autor de Sobre los judíos y sus mentiras, fue el Lutero auténtico.52

    Dawidowicz escribe que las similitudes entre los escritos antijudíos de Lutero y el antisemitismo moderno no son mera coincidencia, ya que derivan de una historia común de Judenhass (antijudaísmo en alemán), que se remonta a los consejos del bíblico Amán a Asuero. Aunque el moderno antisemitismo alemán tiene también sus raíces en el nacionalismo alemán y el antisemitismo cristiano, la escritora defiende que el origen de estas ideas hay que buscarlo en la Iglesia Católica Romana, «en la que se basó Lutero».52 Michael ha argumentado que los estudiosos de Lutero que tratan de atenuar la repercusión de las opiniones del mismo sobre los judíos, ignoran las consecuencias asesinas de su antisemitismo. Para Michael, hay un «paralelismo muy notable» entre las ideas de Lutero y el antisemitismo de la mayoría de los luteranos alemanes que participaron en el Holocausto.53 Al igual que los nazis, sigue Michael, Lutero mitificó a los judíos como «El Mal». Ellos solo hubiesen podido salvarse si se convertían al cristianismo, pero su hostilidad a tal idea lo hizo inconcebible.53

    Estas ideas de Lutero tuvieron amplia repercusión en la Alemania de los años 30, sobre todo dentro del Partido nazi. El periódico oficial del partido nazi, el Völkischer Beobachter [El observador del pueblo], recogió la siguiente afirmación del ministro de Educación de Hitler, Bernhard Rust: «Desde que desapareció Martín Lutero, no ha aparecido un hombre igual en nuestro pueblo, pero se ha tomado la decisión de que vamos a ser los primeros en presenciar su reaparición (…). Ha pasado el tiempo en que uno no podía pronunciar los nombres de Hitler y Lutero a la vez; ambos están marcados con el mismo antiguo sello [Schrot und Korn]».54

    Hans Hinkel, director de la revista de la Liga Luterana Deutsche Kultur-Wacht, y del capítulo berlinés de la Kampfbund [liga nazi], rindió homenaje a Lutero en su discurso de aceptación como jefe tanto de la sección judía como del departamento de cine de la Cámara de Cultura y Propaganda del Ministerio de Goebbels. «A través de sus actos y de su actitud espiritual, él comenzó la lucha que va a continuarse hoy; con Lutero, dio comienzo la revolución de la sangre alemana y el sentimiento en contra de elementos extraño al pueblo. Para continuar y completar su protestantismo, el nacionalismo debe hacer de la imagen viva de Lutero, un luchador alemán, ejemplo «por encima de las barreras confesionales» para todos los camaradas de sangre alemanes».55

    Según Daniel Goldhagen, el obispo Martin Sasse, conocido líder protestante, publicó un compendio de los escritos de Lutero poco después de la Noche de los cristales rotos. Para estos hechos, Diarmaid MacCulloch, profesor de Historia de la Iglesia en la Universidad de Oxford argumenta que los escritos de Lutero supusieron el «plan maestro». (Véanse opiniones de MacCulloch más atrás.)30 56

    William Nichols, profesor de Estudios Religiosos, relata: «En su juicio de Núremberg después de la Segunda Guerra Mundial, Julius Streicher, el famoso propagandista nazi, editor del injurioso semanario antisemita Der Stürmer, argumentó que si él tenía que plantarse allí procesado por dichos cargos, también debería estarlo Martín Lutero. Leyendo ciertos pasajes de Lutero, es difícil no estar de acuerdo con él. Sus propuestas admiten la lectura de programa para los nazis».57 Fue la expresión de Lutero «los judíos son nuestra desgracia» la que siglos más tarde repetiría Heinrich von Treitschke y aparece como lema en la primera página del Der Stürmer de Streicher.

    Algunos estudiosos, como el historiador estadounidense William Shirer, han llegado incluso a atribuir la «Solución final» nazi directamente a Martín Lutero,58 aunque otros cuestionan este punto de vista, discrepando directamente de Shirer.59

    El Luthertag[editar]

    Luteranos alemanes celebrando el Luthertag en Berlín en 1933, durante el sermón del obispo Hossenfelder.
    En el curso de las festividades del Luthertag (Día de Lutero), los nazis hicieron hincapié en su relación con Lutero, tan revolucionario nacionalista y heredero del pasado tradicionalista alemán como ellos mismos. Un artículo en el Chemnitzer Tageblatt declaró que «el pueblo alemán permanece unido no sólo en la lealtad y el amor a la patria, sino también nuevamente en las viejas creencias alemanas de Lutero [Lutherglauben]; una nueva época de fuerte y concienciada vida religiosa ha amanecido en Alemania». Richard Steigmann-Gall escribe en su libro The Holy Reich. Nazi Conceptions of Christianity, 1919–1945 [El sagrado Reich. La concepción nazi del cristianismo, 1919-1945] (2003):

    La directiva de la Unión Protestante tenía una visión similar. Fahrenhorst, que estaba en el comité de planificación del Luthertag, llamaba a Lutero «el primer Führer [líder] espiritual alemán» que se dirigió a todos los alemanes, independientemente de su clan o confesión. En una carta a Hitler, Fahrenhorst le recordó que sus «viejos luchadores» eran en su mayoría protestantes y que fue precisamente «en las regiones protestantes de nuestra Patria en las que el nazismo encontró su mayor fortaleza». Prometiendo que la celebración del Luthertag no se reduciría a un asunto confesional, Fahrenhorst invitó a Hitler a convertirse en el patrocinador oficial del mismo. En correspondencia posterior, Fahrenhorst volvió a expresar la idea de que la reverencia por Lutero podía cruzar de alguna manera las fronteras confesionales: «Lutero es realmente no solo el fundador de una confesión cristiana, sino mucho más: sus ideas tuvieron un impacto fructífero en todo el cristianismo alemán». Precisamente a causa de este significado político y religioso de Lutero, el Luthertag serviría a modo de confesión, «tanto para la iglesia como para el pueblo».60
    La afirmación de Fahrenhorst de que los nazis encontraron su mayor fortaleza en las áreas protestantes de Alemania ha sido corroborada por los eruditos que han estudiado los patrones de votación en Alemania desde 1928 hasta 1933. Richard (Dick) Geary, profesor de Historia Moderna en la Universidad de Nottingham en Inglaterra, y autor de Hitler and Nazism (Routledge, 1993), escribió en la revista History Today un artículo en que estudiaba el voto alemán que encumbró a los nazis. En dicho artículo Geary demostró que estos tuvieron desproporcionadamente mucho más respaldo popular en las zonas protestantes que en las católicas de Alemania.61

    Otros comentarios sobre Lutero y su antisemitismo[editar]
    El estudioso metodista Gordon Rupp escribió:

    El odio de Lutero a los judíos estaba en el polo opuesto a la doctrina nazi de «raza». Se basaba en el antisemitismo medieval católico hacia las personas que crucificaron al Redentor, dieron la espalda al camino de la Vida, y cuya existencia en medio de una sociedad cristiana era considerada una amenaza y una blasfemia. Lutero representa un pequeño capítulo en el gran monto histórico de crueldades cristianas hacia el pueblo judío.62 (…) Es evidente que no hay rastro de tal relación entre Lutero y Hitler. Presupongo que Hitler jamás leyó una página de Lutero. El hecho de que él y otros nazis afirmaran que Lutero los respaldaba no demuestra más que el hecho de que también contaban a Dios Todopoderoso entre sus partidarios. Hitler menciona a Lutero una sola vez en Mein Kampf, en un contexto neutro.63
    En su libro The Rise and Fall of the Third Reich [Auge y caída del Tercer Reich], William L. Shirer afirmó:

    Es difícil entender el comportamiento de la mayoría de los protestantes alemanes en los primeros años del nazismo, a menos que uno se haga consciente de dos cosas: su historia y la influencia de Martín Lutero. El gran fundador del protestantismo era a la vez un antisemita apasionado y un creyente feroz en la obediencia absoluta a la autoridad política. Deseaba que Alemania se deshiciera de los judíos. El consejo de Lutero fue, literalmente, seguido cuatro siglos más tarde por Hitler, Göring y Himmler.64
    Roland Bainton, notable historiador de la iglesia y biógrafo de Lutero, señaló en referencia a Sobre los judíos y sus mentiras: «Uno desearía que Lutero hubiese muerto antes de escribir semejante panfleto. Su posición era enteramente religiosa y en ningún aspecto racista».65 Richard Marius sostiene que al hacer esta «declaración», «el esfuerzo de Roland Bainton está dirigido a sacar lo mejor de Lutero y de su punto de vista sobre los judíos».66

    James M. Kittelson, en su estudio de la correspondencia de Lutero con el erudito judío Josel de Rosheim, se hizo eco de esta opinión de Bainton: «No había antisemitismo en esta visión y, por otra parte, Lutero nunca fue un antisemita en el sentido moderno, racista, del término».67

    Paul Halsall afirmó por su parte:68 «En sus «Cartas a Spalatin», ya puede advertirse el odio de Lutero a los judíos, que se ve mejor en su escrito de 1543 Sobre los judíos y sus mentiras; así, no se trataba de una manía de la vejez, ya que estaba presente en él desde muy pronto. Lutero esperaba que los judíos se convirtieran a su santificado cristianismo. Al no hacerlo, se volvió violentamente contra ellos».69

    Gordon Rupp evalúa de la siguiente forma Sobre los judíos y sus mentiras: «Confieso que me avergüenza, al igual que me avengüenzan ciertas cartas de San Jerónimo, algunos párrafos de Sir Thomas More y algunos capítulos del libro del Apocalipsis, y hay que decir, como otras veces en la historia cristiana, que sus autores eso no lo habían aprendido de Cristo».70

    Según Heiko A. Oberman, «la base del antijudaísmo de Lutero fue la convicción de que, desde la aparición de Cristo en la tierra, los judíos ya no tenían futuro como tales judíos».71

    Richard Marius ve en las aseveraciones de Lutero parte de un patrón de declaraciones similares acerca de los diversos grupos que juzgaba enemigos del cristianismo:

    Aunque los judíos eran para él solo uno de los muchos enemigos que fustigaba con igual fervor, a pesar de que no se abismó en los horrores de la Inquisición española contra los judíos, y aunque ciertamente no era culpable por Adolf Hitler, el odio de Lutero hacia ese pueblo supone una parte triste y deshonrosa de su legado, lo que no es cuestión marginal. Se encontraba en el centro de su concepto de religión. Vio en los judíos una depravación moral continua que no advertía en los católicos. No acusó a los papistas de los crímenes de que hacía culpables a los judíos.72
    Robert Waite, en su psicohistoria de Hitler y la Alemania nazi, dedicó toda una sección a la influencia de Lutero en la ideología nazi y hitleriana. Señaló que en su Mein Kampf, Hitler se refirió al líder protestante como un gran guerrero, un verdadero estadista y un gran reformador, junto a Richard Wagner y Federico el Grande.73 Waite cita a Wilhelm Röpke, quien, tras el Holocausto de Hitler, concluyó que «sin ninguna duda, el luteranismo influyó en la historia política, espiritual y social de Alemania de una manera que, después de una cuidadosa consideración de todo lo sucedido, únicamente puede describirse como fatídica».74

    El psicoanalista Erik Erikson, uno de los estudiosos de Lutero.
    Waite comparó su análisis con la psicohistoria que desarrolló Erik Erikson del joven Lutero, y concluyó que, de haber vivido durante la década de 1930, lo más probable es que se hubiera pronunciado en contra de la persecución nazi de los judíos, incluso si eso pusiera en peligro su vida, al igual que hizo Dietrich Bonhoeffer (un pastor luterano).75 Sin embargo, uno se pregunta si Lutero se habría pronunciado en contra de la persecución de los nazis y su intento de genocidio de los judíos, al considerar que Lutero escribió que «seremos culpables de no acabar con ellos», en su obra Sobre los judíos y sus mentiras (1543), lo que, según el historiador Robert Michael, equivalía a alentar el genocidio.76

    Martin Brecht, en su extensa biografía en tres volúmenes de Lutero, defiende la «necesidad de evaluar convenientemente la relación de Lutero con los judíos».77 Brecht observa:

    La oposición [de Lutero] a los judíos, que finalmente fue considerada como irrenunciable, se encontraba en el núcleo de su pensamiento religioso y teológico que tenía que ver con la fe en Cristo y la justificación por la fe, y se asoció con su comprensión de la gente de Dios y la interpretación del Antiguo Testamento. Los motivos económicos y sociales desempeñaron un papel secundario. La animosidad de Lutero hacia los judíos no puede interpretarse ni en términos psicológicos, ni como odio patológico, ni tampoco desde el punto de vista político, como extensión del antijudaísmo de los príncipes territoriales. Pero desde luego exigió el empleo de las medidas previstas en las leyes contra los herejes, como la expulsión de ese pueblo –de manera similar a su uso contra los anabaptistas– porque, en vista de la actitud polémica de los judíos hacia Cristo, no veía posibilidades de convivencia religiosa. Al aconsejar el uso de la fuerza, abogó por medios que eran esencialmente incompatible con su fe en Cristo. Además, su crítica a la interpretación rabínica de las Escrituras violó en parte sus propios principios exegéticos. Por lo tanto, su actitud hacia los judíos puede ser criticada con propiedad tanto por sus métodos como desde el centro de su propia teología.78
    Brecht termina su evaluación:

    Lutero, sin embargo, no dio el siguiente paso al antisemitismo racista. Hay un mundo de diferencia entre su creencia en la salvación y una ideología racista. Sin embargo, su errada agitación tuvo el mal resultado de que Lutero fatalmente se convirtió en uno de los «Padres de la Iglesia» antisemitas, y por lo tanto proporciona material para el odio moderno a los judíos, justificado sobre la base de la autoridad del Reformador.79
    En 1988, el teólogo Stephen Westerholm argumentó que los ataques de Lutero contra los judíos eran en realidad parte integrante de su ataque a la Iglesia Católica, es decir, que Lutero les aplicó la crítica paulina al fariseísmo como legalista e hipócrita hacia la Iglesia Católica. Westerholm rechaza la interpretación del judaísmo por Lutero y su aparente antisemitismo, pero señala que independientemente de la problematización de Pablo y los argumentos de Lutero contra los judíos, el modo en que Pablo, y más tarde Lutero, argumentaban se apoyaba y sigue apoyándose en un concepto que es central en el cristianismo.80

    Michael Berenbaum escribe que la dependencia de Lutero de la Biblia como única fuente de autoridad cristiana alimentó su furia hacia los judíos, por su rechazo de Jesús como Mesías.81 Para Lutero, la salvación depende de la creencia de que Jesús era el hijo de Dios, la creencia que los sustentadores del judaísmo no comparten. Al principio de su vida, Lutero había argumentado que los judíos habían dejado de convertirse al cristianismo por la proclamación de lo que él cree que es un evangelio impuro a cargo de la Iglesia Católica, y creía que responderían favorablemente al mensaje evangélico si este les fuese presentado a ellos con suavidad. Expresó preocupación por las malas condiciones en que fueron obligados a vivir, e insistió en que todo aquel que negase que Jesús nació judío era un hereje.81

    Graham Noble escribe que Lutero quería salvar a los judíos en sus propios términos, no exterminarlos, pero bajo su aparente razonabilidad hacia ellos latía una «ardiente intolerancia», que produjo «demandas cada vez más furiosas de conversión a su propio estatus cristiano» (Noble, 1-2). Al no convertirse, Lutero acabó volviéndose contra ellos.82

    En su comentario al cántico Magnificat, Lutero critica el énfasis que el judaísmo pone en la Torá, los primeros cinco libros del Antiguo Testamento. Afirma que «se comprometieron a observar la ley por sus propios medios, pero no fueron capaces de comprender a partir de ella su situación necesitada y maldita».83 Sin embargo, concluye que la gracia de Dios se mantendrá con ellos por todos los tiempos, como descendientes de Abraham que son, ya que siempre pueden llegar a convertirse en cristianos.84 «No debemos (…) tratar a los judíos con talante tan grosero, ya que hay futuros cristianos entre ellos».85

    Paul Johnson escribe que «Lutero no se contentaba con el abuso verbal. Incluso antes de que escribiera su panfleto antisemita, vio a los judíos expulsados de Sajonia en 1537, y en la década de 1540 logró echarlos de muchas ciudades alemanas. Trató sin éxito de obtener del Elector de Brandeburgo su expulsión de la ciudad en 1543».86

    Michael escribe que Lutero se ocupó de la cuestión judía durante toda su vida, pese a dedicar solo una pequeña parte de su obra a la misma.87 En tanto que pastor cristiano y teólogo, Lutero estaba empeñado en suscitar en la gente la fe en Jesús, como el Mesías, para su salvación. Al rechazar esta condición de Jesús, los judíos se convirtieron en «el Otro por excelencia»,88 modelo de oposición a la visión cristiana de Dios. En su escrito de juventud, «El hecho de que Jesucristo nació judío», Lutero recomendó ser amables con ellos, pero sólo con el objetivo de convertirlos al cristianismo, lo que fue llamado la Judenmission (misión a los judíos).89 Cuando sus esfuerzos para convertirlos fracasaron, su postura hacia ellos se fue agriando cada vez más.90

  2. Buen día Mike, en lo personal difiero que la iglesia evangélica trace su origen con el reformador anti-semita de Martín Lutero, y que se le menciona como uno de los padres de la iglesia protestante cristiana. ¿Por qué la escasez de los escritos de Lutero en las librerías protestantes? No lo sé de primera mano. Pero si se leen los pasajes a continuación, se concluiría (así lo creo) que Lutero ha sido silenciado debido a que su verdadera teología es una vergüenza para sus seguidores. Ellos han preferido propagar la imagen de benevolencia y grandilocuencia, del apasionado líder, la del iluminado patriota. Porque si la gente realmente conociera lo que Lutero pensaba y enseñaba, estarían horrorizados.Puedo deducir que los seguidores de Lutero del siglo XX y XXI han tenido éxito en donde la Iglesia del siglo XVI no lo tuvo, en silenciar a Martín Lutero. Del hecho que el trabajo de Lutero se extiende más allá de los cincuenta volúmenes, no hemos tratado de ofrecer una revisión aquí, hemos seleccionado sus ideas más sorprendentes, y sí, las más incendiarias. Debido a que la resistencia de una cadena está determinada por sus eslabones más débiles.Ahora, una objeción de aquellos que no han leído los escritos de Lutero de primera fuente, podría ser, que argumenten que están fuera de contexto, y por lo tanto, no son confiables como una exacta representación del pensamiento de Lutero. Sin embargo, he referido la fuente bibliográfica en cada extracto. Para que se consulte la fuente y se vea por sí mismo. Se encontrará que ninguno de estos pasajes significa algo diferente de lo que aquí se expone; por supuesto, reto a cualquiera a que imagine cualquier contexto que pueda cambiar el sentido de estas palabras. La intención de Lutero es muy clara. Una segunda objeción podría ser que estos escritos pueden ser refutados por otros del mismo autor. Responderemos entonces, que la contradicción no hace a un individuo más confiable, sino al contrario.En cualquier caso, ud. será el que juzgue… dejemos que Lutero hable por sí mismo.

    Lutero dijo: «Sé un pecador»

    «Sé un pecador, y peca fuertemente, pero deja tu confianza aún más fuerte en Cristo, y regocíjate en Él, quien ha triunfado sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, debido a que este no es el lugar en donde la justicia reside… Ningún pecado puede separarnos de Él, incluso si cometemos asesinato o adulterio miles de veces cada día.”Fuente bibliográfica: «Que tus pecados sean graves, del proyecto de Wittenberg». Traducido por E. F., de la obra del Dr. Martin Lutero, «Saemmtliche Schriften», Carta no. 99, 1 agosto de 1521.
    Lutero realmente está diciendo que nuestras acciones, incluso las más pecaminosas imaginables, ¡no importan! Está diciendo que podemos cometer todos los pecados que deseemos, deliberadamente, presuntuosamente, a propósito, ¡y que no nos separaremos por esto de Dios! Después de todo, únicamente requerimos nada más que la fe para ser salvos. Todo lo que hacemos es incidental (de poca importancia). Por supuesto cualquiera que esté familiarizado con la Biblia, podrá notar que no es una enseñanza cristiana. Por medio de las Escrituras podemos decir que el pecado nos separa de Dios, recordemos como serán separadas las ovejas de los cabritos (San Mateo 25, 32). Y el trigo de la cizaña (San Mateo 13, 30). Y los árboles fértiles de los estériles (San Mateo 3, 10)La Biblia en Hebreos es clara: Seremos juzgados por como vivimos nuestra fe. Y el pecado nos asegurará un juicio severo. Hebreos 10, 26-29: Porque si pecáremos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda sacrificio por el pecado, Sino una horrenda esperanza de juicio, y hervor de fuego que ha de devorar á los adversarios. El que menospreciare la ley de Moisés, por el testimonio de dos ó de tres testigos muere sin ninguna misericordia: ¿Cuánto pensáis que será más digno de mayor castigo, el que hollare al Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del testamento, en la cual fue santificado, é hiciere afrenta al Espíritu de gracia?
    La redención que Jesús ganó para nosotros, gratuitamente, no se impone a quien no está en la disposición de recibirla. Debemos elegirla voluntariamente, abrazarla y muy frecuentemente sufrir por ella. «Cualquiera que desee seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame» (San Mateo 16, 24).

    Lutero dijo: Hacer el bien es más peligroso que pecar.
    «Aquellas piadosas almas que hacen el bien para ganar el reino de los cielos, no solo nunca tendrán éxito, sino que deben incluso ser reconocidos entre los impíos. Y es más importante que se cuiden de las buenas obras que del pecado.Fuente bibliográfica: Wittemberg, VI, 160, citado por O’Hare en «Los hechos acerca de Lutero». Libros TAN, 1987, p 122
    Ud. deberá estar pensando, ¿Pudo él haber escrito lo que he leído? «Es más importante que se cuiden de las buenas obras que del pecado». Léalo de nuevo, sólo para asegurarse.¿Lo ve? Ud. leyó bien la primera vez. Lutero nos advierte en contra de las buenas y justas obras. Nos dice, no se preocupen del pecado, Jesús se ocupará de éste. Pero hacer el bien, es algo que no tienes que observar. Especialmente si se piensa ser bondadoso, generoso y amoroso, esto afectará negativamente el resultado del juicio final.En su arrogancia, Lutero ignora verso tras verso de la Escritura, Nuevo y Antiguo Testamentos, en donde nos es dicho que el modo que vivimos nuestra fe, será el criterio bajo el cual seremos juzgados. Como San Pablo lo hace eminentemente claro en Romanos 2, 5-11… el justo juicio de Dios, pagará a cada uno respecto a sus obras. Y nuevamente en 2 Corintios 5, 10 puesto que todos hemos de comparecer ante el tribunal de Cristo para que reciba cada uno según lo que hubiere hecho por el cuerpo, bueno o malo.
    Lutero fue absoluta y monumentalmente incorrecto, e incorrecto por todos los tiempos. ¿Dónde dice en la Escritura que podemos, sin provocación alguna, causar estragos en nuestros hermanos y hermanas y cínicamente asesinar a miles de personas cada día y esperar ser salvos? En ninguna parte, por supuesto.Únicamente el arrepentimiento sincero puede curar la ruptura que el pecado crea entre el individuo y Dios, el tipo de arrepentimiento sincero que uno evidencia cuando encara sus propios pecados honrada y justamente y diciéndolos de viva voz en el sacramento de la Confesión… Y Lutero nunca menciona el arrepentimiento en sus pasajes, ni siquiera estando cerca la muerte.

    Lutero dijo: No existe el libre albedrío….
    con respecto a Dios, y todo lo concerniente a la salvación y condenación, el hombre no tiene libre albedrío, sino que es un esclavo, prisionero o cautivo, o de la voluntad de Dios o de la de Satanás.Fuente bibliográfica: Del Ensayo, «Esclavitud de la Voluntad», «Martín Lutero: Selecciones de sus escritos», ed. Dillenberger, Anchor Books, 1962, p 190.]… actuamos por necesidad (como sinónimo de inevitable), y no por libre albedrío. La facultad del libre albedrío es nula…Fuente bibliográfica: Del Ensayo, «Esclavitud de la Voluntad», «Martín Lutero: Selecciones de sus escritos», ed. Dillenberger, Anchor Books, 1962, p 188.El hombre es como un caballo. ¿Saltará Dios sobre la montura? Entonces el caballo es obediente y se acomoda él mismo a cada movimiento del jinete y se dirige adónde éste lo conduzca. ¿Soltará Dios las riendas?. Entonces Satanás se lanzará al lomo del animal, y lo doblegará, y lo someterá con las espuelas al capricho de su nuevo jinete… Por tanto, la necesidad (como sinónimo de inevitable), no el libre albedrío, es el principio que controla nuestra conducta. Dios es el autor de todo lo malo y lo bueno y, así como Él concede la felicidad a aquellos que no lo merecen, así también condena a otros que no deseaban ese destino.Fuente bibliográfica: «De Servo Arbitrio», 7, 113 seq., citado por O’Hare en «Los hechos acerca de Lutero», Libros TAN, 1987, pp 266-267
    Todos estos pasajes pertenecen a un panfleto que Lutero escribió, titulado, «De Servo Arbitrio» o «La esclavitud de la voluntad», en los cuales, «el gran reformador» trabaja arduamente para presentar el caso en el que el libre albedrío no existe.La Escritura, por supuesto, discrepa tanto de palabra como de espíritu. En Eclesiástico 15, 11-20, encontramos: «No digas: Mi pecado viene de Dios, que no hace Él lo que detesta. No digas que Él te empujó al pecado, pues no necesita de gente mala… Dios hizo al hombre desde el principio y le dejó en manos de su albedrío. Si tú quieres, puedes guardar sus mandamientos y es de sabios hacer su voluntad. Ante ti puso fuego y el agua; a lo que tu quieras tenderá la mano.»
    Como se puede observar, la Escritura es bastante clara en esta cuestión: Dios hizo al hombre desde el principio y le dejó en manos de su albedrío. Pero se objetará, el Eclesiástico es apócrifo, Lutero lo descartó, cuestionando su canonicidad. Y sin extrañarnos, respondemos, considerando cómo directamente refuta sus enseñanzas… Pero también podemos indicar Deuteronomio 30, 19-20: Yo invoco hoy por testigos a los cielos y a la tierra de que os he propuesto la vida y la muerte, la bendición y la maldición. Escoge la vida para que vivas, tú y tu descendencia, amando a Yahvé, tu Dios, obedeciendo su voz y adhiriéndose a Él
    …Así, vemos que el hombre es más que simplemente libre de decidir, está obligado a decidir.Y más temprano todavía, en Génesis 4, 7: ¿No es verdad que, si obraras bien, andarías erguido, mientras que, si no obras bien, estará el pecado a la puerta como fiera acurrucada, acechándote ansiosamente, a la que tú debes dominar? Cesa, que él siente apego a ti, y tu debes dominarle a él.
    Y, finalmente en Juan 15, 15: Ya no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor: mas os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi Padre, os he hecho notorias.
    Nuestro Señor expresa su amor por nosotros, sus seguidores. Difícilmente suena como un jinete sobre su caballo.Como de costumbre, San Pablo tiene la última palabra: Gálatas 2, 17: Y si buscando nosotros ser justificados en Cristo, también nosotros somos hallados pecadores, ¿es por eso Cristo ministro de pecado? En ninguna manera.Una directa contradicción a la declaración de Lutero: «Dios es el autor de lo bueno y lo malo». Difícil de imaginar.La posición de Lutero no implica responsabilidad. Sin responsabilidad, no hay sentido en aprender o en buscar la perfección en el curso de nuestras vidas. No hay dignidad incluso. Sólo la más desolada y la más opresiva coacción que le quita a la vida humana absolutamente cualquier significado. Lo que se haga en la vida, incluso el amor al prójimo, no significa nada, de acuerdo a Lutero. Las dificultades, los sufrimientos y la perseverancia, significa nada. La voluntad ni siquiera está en las propias manos.

    Lutero dijo: El individuo cristiano no está sujeto a la autoridad….
    cada cristiano es, debido a su fe, exaltado sobre todas las cosas, por virtud de un poder espiritual, el es señor de todas las cosas sin excepción, así, nada puede dañarle. De hecho, todas las cosas son hechas sujetas a él y son obligadas a servirle para obtener su salvación.Fuente bibliográfica: «Libertad de un Cristiano», «Martín Lutero: Selecciones de sus escritos», ed. Dillenberger, Libros Anchor, 1962, p 63
    La injusticia es hecha por estas palabras, sacerdote, clérigo, espiritual, eclesiástico, cuando éstas son transferidas de los cristianos a esos pocos quienes ahora por un malicioso uso son llamados eclesiásticos.Fuente bibliográfica: «Libertad de un Cristiano», «Martín Lutero: Selecciones de sus escritos», ed. Dillenberger, Libros Anchor, 1962, p 65

    Lutero enseña que no necesitamos a nadie entre nosotros, la comunidad de creyentes, y nuestro Salvador. Así, él objeta la autoridad eclesial y a la jerarquía que la ejercita. Dios es con toda la congregación, dice, así que ¿por qué nos preocupamos por un sacerdote? Suena maravilloso. Hasta que uno se da cuenta que esta posición hace eco a la de la hermana de Moisés, la profetiza Miriam, quien se manifiesta así, en Números 12: Decían: ¿Acaso sólo con Moisés habla Yahvé?¿No nos ha hablado también a nosotros?Por su rebelión en contra de la autoridad establecida por Dios, ella contrajo lepra. Gracias a la intercesión de la oración de Moisés, ella es sanada.Y a ella le sigue, unos capítulos después, Coré. Éste incita al pueblo en contra de Moisés y Aarón, haciendo uso de un discurso muy perturbador. Ellos le dijeron, ¡Tenemos suficiente de ti!. La comunidad entera, todos ellos, son santos; el Señor está en medio de ellos. ¿Por qué, pues, os levantáis vosotros sobre la congregación del Señor? Después de lo cual, Coré y sus seguidores fueron consumidos por el fuego enviado por el Señor. (Números 16).

    Lutero dijo: Los campesinos desean un trato severo.
    Como las mulas que no se mueven a menos que se les azote continuamente con la vara, de la misma manera el poder civil manejará al pueblo común, fustigándolo, sofocándolo, ahorcándolo, QUEMÁNDOLO, decapitándolo y TORTURÁNDOLO, así podrán aprender a temer al poder.Fuente bibliográfica: El. ed. 15, 276, citado por O’Hare, en «Los hechos acerca de Lutero», TAN Books, 1987, p. 235.Un campesino es un cerdo, debido a que cuando un cerdo es sacrificado, muere, de la misma manera el campesino no piensa en la vida por venir, de lo contrario, se comportarían de manera muy diferente.Fuente bibliográfica: ‘Schlaginhaufen,’ ‘Aufzeichnungen,’ p. 118, citado ibid., p. 241]
    Quizás, la hora más oscura de Lutero fué cuando traicionó a los muy maltratados vasallos, durante la guerra de los campesinos de Thomas Münzer en 1525. Primero, Lutero ingenuamente fomentó su descontento publicando panfletos como «Sobre la autoridad», en el cual condenó a las clases nobiliarias con vituperios como «el pueblo no puede y no contribuirá con su tiranía y capricho por más tiempo» (Ibid., p. 223.) Y, «… el miserable, animado y molesto por el daño que ha sufrido en sus bienes, en su cuerpo y en su alma, ha sido duramente puesto a prueba y vejado por ellos (los príncipes) más allá del límite, en la forma más alevosa. De ahora en adelante no contribuirá con este estado de las cosas, y además, tiene muchas razones para prorrumpir con su mayal (arma medieval) y su garrote, como Karsthans (el campesino que «defiende la propagación del Evangelio») lo desea.Fuente bibliográfica: (Ibid., p. 225.)]»En contra de las rapaces hordas homicidas de campesinos», en el cual urgía a los señores a «acuchillarlos secreta o abiertamente, como pudieran, como si mataran a un perro rabioso».Fuente bibliográfica: (Ibid., p. 235.]
    Un hecho que subraya la frialdad de éste hombre, es, que Lutero se casó con Catalina von Bora inmediatamente después de la trágica masacre resultante. Erasmo, su contemporáneo, estimo que cien mil campesinos perdieron su vida en el enfrentamiento.Fuente bibliográfica: (Ibid., p. 237.)]

    Lutero dijo: La poligamia es lícita
    Confieso que no puedo prohibir a una persona a que tome varias mujeres por esposas, ya que esto no contradice las Escrituras. Si un hombre desea tomar a más de una mujer por esposa, debería preguntarse si lo hace con la complacencia de su conciencia de manera que pueda hacerlo de acuerdo a la palabra de Dios. En tal caso, la autoridad civil no tiene injerencia en el asuntoFuente bibliográfica: De Wette II, 459, ibid., pp. 329-330]
    ‘Sola scriptura’ tiene sus consecuencias.

    Lutero dijo: La Biblia podría mejorarse
    La historia de Jonás es tan monstruosa que es absolutamente increíble.Fuente bibliográfica: «Los hechos acerca de Lutero», O’Hare, TAN Books, 1987, p. 202]
    El libro de Ester lo lanzaría al Elba (río que corre a través de Alemania). Soy tan contrario al libro de Ester que desearía que no existiera, debido a que judaiza en extremo y contiene un gran número de tonterías paganas.Fuente bibliográfica: (Ibid.)]
    De muy poco valor es el libro de Baruc, quien sea que el valioso Baruc pudo ser.Fuente bibliográfica: (Ibid.)[… la epístola de Santiago es un escrito lleno de paja, ya que no contiene nada evangélico.Fuente bibliográfica: «Prefacio al Nuevo Testamento», ed. Dillenberger, p. 19.]
    Si los disparates son dichos por doquier, este es el lugar principal. Mi indiferencia es por el hecho de que muchos han sostenido, con mucha probabilidad, que esta epístola no ha sido escrita por el apóstol Santiago, y no es digna del espíritu del apóstol.Fuente bibliográfica: «Servidumbre pagana de la Iglesia», ed. Dillenberger, p. 352.]
    Leyendo estas palabras de Lutero es difícil imaginar que es el mismo hombre que a menudo clamaba que consideraba a la Biblia «como si Dios mismo hablara desde ahí dentro». ¿Cómo pudo él haber afirmado creer en la inspirada Palabra de Dios como la máxima autoridad en asuntos religiosos, si él se situaba como juez de la Escritura? Haciendo eso, era bastante claro que él se colocaba como juez, por encima de Dios mismo.Créanlo o no, en su arrogancia, Lutero incluso presumía categorizando los evangelios: «Juan registra muy pocas obras de Cristo, y gran cantidad de su predicación, mientras que los otros tres evangelistas registran muchas de Sus obras y poco de Su predicación. Se sigue que el evangelio de Juan es único en belleza, y en verdad, es el evangelio principal, muy superior a los otros tres, y San Pablo y San Pedro son muy adelantados a los tres evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.»Fuente bibliográfica: «Prefacio a los Romanos», ed. Dillenberger, pp. 18-19.]
    Y se quejó del Libro del Apocalipsis: «considero que no porta las señales apostólicas o proféticas… Cualquiera puede formarse su propio juicio acerca de este libro; en lo personal, siento aversión hacia éste, y para mi, es razón suficiente para desecharlo»
    Finalmente, Lutero admitió haber añadido la palabra «únicamente» a Romanos 3, 28, por propia iniciativa (Romanos 3, 28: pues sostenemos que el hombre es justificado por la fe sin obras de la Ley): «Si los papistas se irritan con la palabra («únicamente»), díganles inmediatamente, el Dr. Martín Lutero lo permitirá: los papistas y los asnos son uno y la misma cosa. A quienquiera que no acepte mi traducción, ofrézcanle un desaire: el demonio agradecerá a quien lo censure sin mi consentimiento y conocimiento». Lutero lo permitirá, y él es doctor sobre todos los doctores del Papado.Fuente bibliográfica: Amic. Discussion, 1, 127, «Los hechos acerca de Lutero», O’Hare, TAN Books, 1987, p. 201.]
    Nota complementaria: Para Lutero, el Nuevo Testamento estaba constituido principalmente por el Evangelio de San Juan y por las cartas de San Pablo y San Pedro, en cambio, los tres evangelios sinópticos no le merecían mucho aprecio. En el prólogo de una de sus ediciones del Nuevo Testamento escribe: “Hay que distinguir entre libros y libros. Los mejores son el evangelio de S. Juan y las epístolas de S. Pablo, especialmente la de los Romanos, los Gálatas y los Efesios, y la 1ª epístola de S. Pedro, estos son los libros que te manifiestan a Cristo y te enseñan todo lo que necesitas para la salvación; aunque no conozcas ningún otro libro. Por otra parte, niega que la epístola de los Hebreos pertenezca a S. Pablo; y de la epístola de S. Judas, dice que es un extracto de la de S. Pedro, y que, por lo tanto, es innecesaria. Respecto al Apocalipsis, expresará su rechazo, pues le disgusta que Cristo actúe como un severo Juez: “Yo no encuentro en este libro nada que sea apostólico ni profético”. En cuanto a los libros del Antiguo Testamento, utilizará el mismo procedimiento arbitrariamente selectivo de aceptarlos o rechazarlos, según coincidan o no, con sus propias interpretaciones teológicas. Del Antiguo Testamento rechazará como libros apócrifos el de Judit, la Sabiduría de Salomón, el de Tobías, el Eclesiástico, Baruc, el primero y segundo libro de los Macabeos Tomado de: Lutero y la Biblia, de Lluís Pifarré.]
    Aquí, él se condena por su propia boca. Puesto que Juan, en el Apocalipsis 22, 18-19, declara un anatema a cualquiera que se atreva a cambiar incluso una sola palabra de la Escritura: «Yo atestiguo a todo el que escucha mis palabras de la profecía de este libro que, si alguno añade a estas cosas, Dios añadirá sobre él las plagas escritas en este libro; y si alguno quita de las palabras del libro de esta profecía, quitará Dios su parte del árbol de la vida y de la ciudad santa, que están escritos en este libro». Lutero, por supuesto, no solo quito o aumentó simples palabras, sino pasajes enteros y libros.

    Lutero dijo: Persigue al pueblo judío.
    Los judíos son demonios menores condenados al infierno.Fuente bibliográfica: «Trabajos de Lutero», Pelikan, Vol. XX, pp. 2230.]Quema sus sinagogas. Prohíbanles todo lo que he mencionado antes. Fórcenlos a trabajar y trátenlos con toda clase de severidades, como Moisés lo hizo en el desierto y mató a tres mil… Si eso no sirve, debemos echarles como a perros rabiosos, de manera que no seamos partícipes de su abominable blasfemia y de sus vicios, y con el fin de que no merezcamos la ira de Dios y su maldición, junto con ellos. Yo he hecho mi parte. Observen todos como se hace. Estoy justificado»Fuente bibliográfica: «Acerca de los judíos y sus mentiras», citado por O’Hare, en «Los hechos acerca de Lutero», TAN Books, 1987, p. 290.]
    Es muy perturbador contemplar el posible fruto que nace de la semilla del odio sembrada por este hombre. Si es guiado por algún espíritu, claramente no fue uno santo.Conclusión
    ¿Cómo es que tanta gente ha seguido al autor de esta oscuridad, de estas enseñanzas sombrías? Hay una sola explicación: No saben que Lutero, el verdadero Lutero, realmente enseñó eso. Si lo supieran, podrían entender que muchas ideas del padre de la Reforma van en contra, tanto de las Escrituras, como del buen sentido común. Sospecho que, desde el seminario, los ministros protestantes se concentran más en concientizarse de las faltas del Catolicismo que el del examinar los escritos de sus propios fundadores Si se duda de estos pasajes, les ruego que vayan a las fuentes.

    Encontrar los escritos de Lutero no es fácil, pero con diligencia se puede hacer.
    Dios bendiga a aquellos quienes buscan la verdad y los guíe para que la examinen cuidadosamente con imparcialidad: 2 Corintios 13, 5: Examinaos a vosotros mismos si estáis en la fe, probaos a vosotros mismos… Y que Dios, que nos creo a todos a su imagen, nos tenga cerca de su corazón, en donde se halla la verdad.

  3. Estimado Mike. Creo que uno de los mayores logro de la Reforma Protestante fue hacer que la Biblia estuviera al alcance de todos, al promover su traducción a los idiomas propios de cada nación. Y no solo su traducción, sino a partir de una base textual que corregía las deficiencias de la traducción latina; como el mismo Casidoro de Reina lo expresa en su «amonestación»:

    «Primeramente declaramos no haber seguido en esta Translación en todo y por todo la viejo Translación Latina, que está en común uso: porque aunque su autoridad sea grande, ni lo uno ni lo otro le excusan los muchos erros que tiene, apartándose del todo innumerables veces de la verdad del texto Hebraico: otras, añadiendo: otras, trasponiendo de unos lugares en otros, todo lo cual aunque se puede bien porfiar, no se puede negar. Así que pretendiendo dar la pura palabra de Dios en cuanto se puede hacer, menester fue que esta no fuese nuestra común regla, (aunque la consultamos como a cualquiera de los otros ejemplares que tuvimos) antes, que conforme al prescripto de los antiguos concilios, y doctores santos de la Iglesia, nos acercásemos de la fuente del Texto Hebreo cuanto nos fuese posible,»

    1. Muchas gracias Leonel por tu opinión y aporte. Esa ponderación de Reina fue tan destacada que aún pocos años después, Cipriano de Valera, al hacer la revisión a la traducción, reconoció el invaluable aporte de la traducción en sí como de su efecto posterior en lo que tú bien señalas como uno de los mayores logros: Las Sagradas Escrituras al alcance del pueblo.

      La traducción de la Biblia sigue siendo un gran desafío, ya que aún hoy en día hay un 20% de lectores a nivel mundial que no tienen la Biblia en su propio idioma. Un porcentaje aun mayor de «oyentes» no tienen la Biblia en otros formatos convenientes a ellos. En el mundo actual hay más de 6,000 idiomas y dialectos, y el Nuevo Testamento y porciones del Antiguo han sido traducidas a poco más de 2,400. La Biblia completa apenas ha sido traducida a unos 700 idiomas. Actualmente en América Latina hay 20 proyectos de traducción. ¡Oremos por quienes dedican su vida a Dios para traducir la Biblia a toda lengua y nación!

  4. La reforma no es del siglo XVI, es de hoy, el evangelio siempre esta vigente
    , la reforma es constante, sus misericordias son nuevas cada mañana, al trasformar por amor nuestro entornos estamos trayendo lo nuevo de Dios a la tierra y cada día será más grande, más hermoso pero más difícil, algo que no a cambiado es que todo cambio implica sufrimiento y máximo esfuerzo, negarse a si mismo es reforma contemporánea.

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